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Mircko
24/01/2005, 15:37
En una época no muy lejana, los aficionados a las estadísticas tenían ese aire, entre soñador y alucinado, que caracteriza a los coleccionistas de estampillas de Uganda.

Las estadísticas y el fútbol no tienen esa relación íntima que caracteriza a otros deportes, en particular el baloncesto, el críquet, el béisbol y el fútbol americano.

En el baloncesto, por ejemplo, la mención de cada jugador en una crónica está acompañada invariablemente por su correspondiente batería estadística.

Viene a cuento el caso de Manu Ginóbili, el argentino del San Antonio Spurs, que el viernes batió su récord personal de anotaciones en un solo partido, 48 puntos en la victoria de su equipo por 128 a 123 ante los Phoenix Suns.

Aritmética

El sitio web de la NBA nos informa de que Ginóbili convirtió 16 veces en 22 lanzamientos de campo, incluyendo cinco tiros (sobre siete) de tres puntos, y también 11 (sobre 12) lanzamientos libres, con seis asistencias y cinco rebotes, dos defensivos y tres ofensivos. Y tantas "tapas" y tantos "robos", y esto y aquello.


El viernes Ginóbili batió su récord personal de anotaciones en un solo partido.
De seguir inquiriendo, nos enteraremos del número de sus faltas personales, los minutos jugados, cuántas veces estuvo en la pista, cuántos puntos convirtió en cada cuarto (18 en el último, decisivos) y otros detalles más o menos importantes.

Los invitamos a consultar cualquier crónica de baloncesto. La inmensa mayoría, en particular de medios estadounidenses, son aritmética en prosa: todos los párrafos giran alrededor de un dato estadístico, de un número o serie de números.

Las hazañas de Michael Jordan, que tenían una belleza poética, se convertían así en fórmulas algebraicas. Su luz se apagaba detrás de los números.

Relato

En esto, los futbolistas son más afortunados. Grandes escritores, en América Latina y Europa, han cantado las proezas de héroes que estimularon su imaginación.

En otras palabras: un partido de fútbol se puede relatar y comentar, se puede cantar, mientras que un partido de baloncesto se debe calcular.


Los futbolistas son más afortunados: grandes escritores cantan sus proezas.
Durante mucho tiempo, entonces, los aficionados al fútbol no prestaron mucha atención a las estadísticas.

Su importancia, si bien grande, era más histórica que práctica. (Aprovechamos esta oportunidad para rendir homenaje a todos los especialistas de esta actividad. Personalmente, destacamos el invalorable aporte del argentino Juan José Lujambio, cuyas estadísticas nos acompañaron durante muchos años.)

El auge de las apuestas deportivas aumentó el interés de los aficionados, pero durante mucho tiempo las estadísticas convencionales no hicieron gran diferencia.

Ahora, con la utilización de sistemas computarizados, el rédito se ha incrementado en forma exponencial. Los técnicos más estudiosos encargan estudios de rendimiento, y los apostadores más serios se pasan horas estudiando antes de llenar las boletas.

Por supuesto que lo más importante de todo no son los datos, sino su interpretación.

Interpretación

Tomemos el sistema desarrollado por el Instituto de Ciencias Aplicadas de la Universidad británica de Warwick, tal como ha sido interpretado por los científicos Henry Stott y Alex Morton para la columna de Daniel Finkelstein en el Times.


En fútbol, muchas de las estadísticas apenas tienen importancia.
Si partimos de la comprobación obvia de que el mayor número de goles convertido, junto al menor encajado, nos da la fórmula ganadora, cabe preguntarse cuáles estadísticas explicarán mejor la variación entre esos dos indicadores.

La respuesta inmediata es el número de tiros a puerta que dan en el blanco. Este rubro tiene una gran importancia estadística positiva, pero conviene señalar que los tiros a puerta que no dan en el blanco tienen una importancia negativa insignificante.

Casi todas las coberturas periodísticas ofrecen ahora los porcentajes de posesión del balón. El más elevado tiene una incidencia positiva, claro, pero Stott y Morton aseguran que muy pequeña: sólo explicaría 1,1% de la variación de goles, en contraste con el 18,8% de los tiros certeros a puerta.

Otras estadísticas

La mayor parte de las otras estadísticas apenas tienen importancia. El número de tarjetas amarillas, por ejemplo, sólo explica 0,6% de las variaciones. El número de tiros de esquina es virtualmente irrelevante, lo mismo que el de tiros libres.

Al mismo tiempo, el dato de los pases bien ejecutados surge como el gran complemento estadístico al de tiros certeros a puerta: los pases acertados en campo del adversario tienen una incidencia estadística positiva de 2,3 por ciento, más del doble que la posesión.

O sea que el aficionado tiene ahora un respaldo estadístico, científico, para algo que siempre sospechó: que si le pasas bien la pelota al centrodelantero, y si éste dispara con buena puntería, tu equipo marcará un gol.

En el año internacional de la física, que rinde homenaje a Albert Einstein, vale la pena sentirse acompañado por la ciencia en los placeres ordinarios.
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/la_vida_es_juego/newsid_4198000/4198859.stm
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