Fernanda Yañez
22/01/2005, 04:30
Olvidemos que hay detrás de esa puerta,
Dejemos que el instinto rija el momento,
Liberemos la presión y las ganas,
Así como el cuerpo y el alma.
Déjame registrar con mis manos tu cuerpo,
Ver tu espalda desnuda entre mis brazos,
Recorrer con mis labios tu cuello,
Adentrarme en tu cuerpo.
Que este acto no tenga nombre,
Ya no importa con quien ni en donde,
Sin rotulo ni trato social,
Al día siguiente todo es normal.
Que este acto no tenga nombre,
Sin agraciado ni perjudicado,
Solo es una reunión a media noche,
Quizá en mi casa o en tu coche.
Un desahogo de deseo,
Un comprometedor jadeo,
Una pregunta en mi cabeza,
Con un remuerdo de conciencia.
Dejemos que el instinto rija el momento,
Liberemos la presión y las ganas,
Así como el cuerpo y el alma.
Déjame registrar con mis manos tu cuerpo,
Ver tu espalda desnuda entre mis brazos,
Recorrer con mis labios tu cuello,
Adentrarme en tu cuerpo.
Que este acto no tenga nombre,
Ya no importa con quien ni en donde,
Sin rotulo ni trato social,
Al día siguiente todo es normal.
Que este acto no tenga nombre,
Sin agraciado ni perjudicado,
Solo es una reunión a media noche,
Quizá en mi casa o en tu coche.
Un desahogo de deseo,
Un comprometedor jadeo,
Una pregunta en mi cabeza,
Con un remuerdo de conciencia.