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Mircko
06/01/2005, 14:11
Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: “¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle” [...] Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. [...] Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. (Mateo 2, 1-10).

La verdadera naturaleza de la Estrella de Belén es un misterio que la “arqueo-astronomía”, conjunto de disciplinas que estudian el papel del cielo en la antigüedad, trata de desvelar. Existen pocos datos sobre el evento y en los Evangelios sólo San Mateo hace referencia a la estrella. Otras narraciones pueden encontrarse en el Protoevangelio de Santiago (texto no incorporado al Nuevo Testamento que, junto con otros escritos, forman los Evangelios Apócrifos): “Vemos cómo una estrella indescriptiblemente grande apareció de entre esas estrellas y las deslumbró de tal manera que ya no lucían y así supimos que un Rey había nacido para Israel”, o en una carta escrita por San Ignacio de Antioquía: “Su luz fue inefable y su novedad causó asombro”.

Popularmente es representada como un cometa, preferencia observada en algunas pinturas como la “Adoración de los Magos” de Giotto (s. XIV), inspirado por el cometa Halley del año 1301, que durante siglos fue un buen candidato, pero quedó descartado porque su aparición más próxima al nacimiento de Jesús se produjo en el otoño del 12 a. C.

A principios del siglo XVII el astrónomo Johannes Kepler, sugirió que la Estrella de Belén fue una inusual conjunción triple de Júpiter y Saturno en el año 7 a. C. Este acontecimiento fue con toda seguridad conocido por los Reyes Magos, grandes estudiosos de los fenómenos celestes que al observarla en la constelación de Piscis, de fuerte simbolismo en el antiguo pueblo hebreo, y una “alineación de planetas” posterior en la misma constelación, pusieron en alerta a los Sabios que debían conocer las profecías de los judíos acerca del Mesías, presumiendo que algo grande iba a suceder en Israel. Realmente se sabe muy poco de estos sabios de oriente, cuya procedencia parece ser Babilonia o Persia. En un principio su número fue indeterminado: dos, cuatro, doce, incluso ¡sesenta! En el siglo III Orígenes afirmó que los magos fueron tres.

Otra candidata es la espectacular aproximación de Venus y Júpiter en Leo (año 2 a. C.), que debió contemplarse como si se tratara de un mismo astro muy brillante. Algunos relacionan la Estrella de Belén con un meteoro muy luminoso (bólido), pero el evento celeste que tiene más seguidores, es la nova (estrella, que tras explotar, aumenta espectacularmente su luminosidad) que apareció en el año 5 a. C., a finales de marzo o primeros de abril, entre las constelaciones de Capricornio y el Águila, siendo registrado por los chinos y visible durante más de 70 días. La solución de este enigma astronómico nos desvelaría la fecha exacta del nacimiento de Jesús, pero existen muchos interrogantes sin resolver, continuando el maravilloso misterio y la gran pregunta: ¿Qué fue la Estrella de Belén un mito, un acontecimiento astronómico o un milagro?

Al observar el firmamento desde nuestra Serranía, en una noche clara de invierno, la Sinfonía del Universo me envolvió con sus notas, la cercanía de la Navidad me arropó con su Amor, Paz y Nostalgia. Y al contemplar las estrellas, les pregunté: ¿cuál de vosotras fue la Estrella de Belén?, y contestaron: “que más da cuál de nosotras fue la Estrella de Belén, ella está en cada uno de vuestros corazones. Vive en Armonía con los seres vivientes de tu planeta, la Naturaleza y el Universo, y ella te guiará hacia la Luz, como guió a los Magos de Oriente”. (Diálogo con las estrellas).