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Ver la versión completa : Matrimonio y lenguaje



elconphidencial
25/07/2004, 12:51
Matrimonio: Unión de hombre y mujer concertada mediante determinados ritos o formalidades legales.
La anterior es la primera acepción que de la palabra matrimonio nos informa el diccionario de la Real Academia Española. Está claro que la palabra matrimonio designa claramente un tipo de unión, la del hombre con la mujer. Es una definición objetiva y sin connotaciones religiosas. Es simplemente una manera de designar a un proceso habitual en todas las sociedades.
La lucha por la igualdad de derechos es loable y digna. En ese sentido se ha avanzado y se seguirá avanzando en el futuro. Por eso, estoy de acuerdo en que se legalicen las uniones entre parejas independientemente del sexo de los individuos. Habrá a quien le guste y a quien no le guste, pero nadie tiene derecho a regular los sentimientos y la forma en que las personas queremos relacionarnos. Es más, creo que casi nadie, o dicho de otra forma, una inmensa mayoría piensa que no hay nada negativo en legalizar y equiparar en derechos las uniones homosexuales con las heterosexuales. Sin embargo, existe una gran controversia en lo que se refiere a la denominación de dicha unión. Según la definición de la RAE hemos visto que la palabra matrimonio está perfectamente acotada y se refiere a una situación muy concreta. No es éste un problema de derechos, ni siquiera un problema político. Es un problema de lenguaje y de tradición. Para muchas personas la palabra matrimonio significa algo más que una unión legal. Tiene un carácter religioso, sacramental e incluso espiritual. Pienso que hay que respetar esos aspectos. Por un lado, nuestra lengua, el español, es digno de toda atención, y enriquecerlo y enaltecerlo debe ser una tarea de cualquier Gobierno de España. El Gobierno debe en este sentido atenerse a lo que recomiende la Real Academia, ya que de no ser así esta institución carecería de sentido. Recientemente ya ha pasado cuando el Gobierno de Zapatero se ha negado a llamar violencia domestica a la mal llamada violencia de género a petición de la Academia. Suele ser un problema de los políticos, ese de meterse a economistas cuando son abogados, a ingenieros civiles cuando son sociólogos, y ahora a lingüistas, desoyendo cualquier recomendación de los expertos en la materia.
En lo religioso, cualquier gobernante no debe olvidar en qué país vive. Y eso significa saber dónde estamos y de dónde venimos. No se puede, de buenas a primeras, hacer un dibujo de la España soñada y plasmarla mediante leyes. Las leyes no dibujan países, y son las sociedades las que dinámicamente van cambiando y adaptando sus esquemas vitales. Por muy progre(sista) que sea la imagen que Zapatero quiera dar –tanto de él como de España – no podemos olvidar que éste es un país mayoritariamente religioso. Llamar matrimonio a las uniones entre homosexuales es un falso progresismo, es simplemente populismo y demagogia. Es un intento artificial de darle normalidad a lo que todavía hoy es anormal. La palabra matrimonio tiene una historia y un significado. Las uniones entre homosexuales todavía no la tienen, pero tendrán que ganarse un hueco en el lenguaje y en la sociedad de una forma limpia, sin confusiones interesadas. Es tan simple como que se pongan de acuerdo para encontrar un nombre. Un nombre de consenso, como nuestra Constitución, y como es, o así dicen, la política del Gobierno.

Saludos conphidenciales.
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