Xandre-2
19/07/2004, 19:32
Uno nunca sabe lo que tiene hasta que lo pierde...
Nunca imaginé que por el accidente,
que me trajo a esta gran ciudad,
mi vida cambiaría.
Entre riñas, en mi infancia,
conocí a una linda niña,
cuya tristeza y dulzura,
me acercaron mucho a ella;
tanto que su partida
me dolió por mucho tiempo.
Parte de mi adolescencia
no tiene algo en particular...
Siempre fui un buen alumno,
siempre quise ser buen hijo,
si pudiera ser buen amigo
sería algo espectacular.
La otra parte fue más agitada
pues apelando a mi inocencia
la supe muy bien disfrutar
pues las aventuras que he tenido
la pueden así confirmar...
Aunque mucho dolor he causado,
de todo no me arrepiento...
continué siendo un buen escolar,
talvez un buen compañero,
pero talvez mi gran lamento
sea que en tiempos de amor
haya jugado con eso.
En tiempos de mi preparación
regresó a mi la tierna niña,
aunque de niña ya nada había,
seguía con ella aquella ternura,
aquella que en mi niñez
había flechado mi corazón.
Junto a ella talvez viví
los mejores momentos de mi vida,
aprendía a querer y estimar,
a valorar más las cosas,
inicié mi carrera profesional,
esa que mis viejos querían,
esa que tanto anhelé,
esa que ella quería,
no cabe duda que ella es
el gran amor de mi vida.
Después no sé que pasó,
surgió en mi tremenda herida,
alegando infidelidad
mi gran amor se me iba,
y por orgullo de hombre
ni siquiera intenté retener,
a pesar que ella muchas veces
perdonó mis deslices...
dejé sus alas ser libres
para que pudiese volar.
Aunque en mi mente perdura
aquél doloroso despegue,
pues caro después pagaría
esa irremediable torpeza.
Muy pronto creí olvidar
aquél amor que sentía,
una promesa llegué a hacer
no enamorarme más nunca;
pero un castigo divino
un mal porvenir presagiaba,
de repente mi padre murió
y me enteré de otra cosa,
que la mujer que yo quise
partió llevandose en ella
un gran regalo de Dios.
Se me cayo nuevamente el mundo
al comprender la mentira;
ella se había alejado
por no destruir mi futuro
pues tanto amor me tenía
y que tan poco me conocía,
pretender querer evitar
la desilusión de mi familia.
Actualmente vivo en silencio,
esperando poder terminar,
refugiándome en mis amigos
los cuales ya ni me escuchan,
y a pesar de mi actual relación
no espero el momento de estar
con el amor de mi vida.
Nunca imaginé que por el accidente,
que me trajo a esta gran ciudad,
mi vida cambiaría.
Entre riñas, en mi infancia,
conocí a una linda niña,
cuya tristeza y dulzura,
me acercaron mucho a ella;
tanto que su partida
me dolió por mucho tiempo.
Parte de mi adolescencia
no tiene algo en particular...
Siempre fui un buen alumno,
siempre quise ser buen hijo,
si pudiera ser buen amigo
sería algo espectacular.
La otra parte fue más agitada
pues apelando a mi inocencia
la supe muy bien disfrutar
pues las aventuras que he tenido
la pueden así confirmar...
Aunque mucho dolor he causado,
de todo no me arrepiento...
continué siendo un buen escolar,
talvez un buen compañero,
pero talvez mi gran lamento
sea que en tiempos de amor
haya jugado con eso.
En tiempos de mi preparación
regresó a mi la tierna niña,
aunque de niña ya nada había,
seguía con ella aquella ternura,
aquella que en mi niñez
había flechado mi corazón.
Junto a ella talvez viví
los mejores momentos de mi vida,
aprendía a querer y estimar,
a valorar más las cosas,
inicié mi carrera profesional,
esa que mis viejos querían,
esa que tanto anhelé,
esa que ella quería,
no cabe duda que ella es
el gran amor de mi vida.
Después no sé que pasó,
surgió en mi tremenda herida,
alegando infidelidad
mi gran amor se me iba,
y por orgullo de hombre
ni siquiera intenté retener,
a pesar que ella muchas veces
perdonó mis deslices...
dejé sus alas ser libres
para que pudiese volar.
Aunque en mi mente perdura
aquél doloroso despegue,
pues caro después pagaría
esa irremediable torpeza.
Muy pronto creí olvidar
aquél amor que sentía,
una promesa llegué a hacer
no enamorarme más nunca;
pero un castigo divino
un mal porvenir presagiaba,
de repente mi padre murió
y me enteré de otra cosa,
que la mujer que yo quise
partió llevandose en ella
un gran regalo de Dios.
Se me cayo nuevamente el mundo
al comprender la mentira;
ella se había alejado
por no destruir mi futuro
pues tanto amor me tenía
y que tan poco me conocía,
pretender querer evitar
la desilusión de mi familia.
Actualmente vivo en silencio,
esperando poder terminar,
refugiándome en mis amigos
los cuales ya ni me escuchan,
y a pesar de mi actual relación
no espero el momento de estar
con el amor de mi vida.