ramiro gonzalez
27/06/2004, 21:03
Son tan extrañas e interesantes las impresiones que uno recibe de San Blas que ningún visitante las olvidará.
El Archipiélago de San Blas es tan numeroso, que personas conocedoras afirman que más allá de la Punta de San Blas y bordeando la costa, hay más de cuatrocientas islas. Uno se sorprende y maravilla, cuando penetra en este laberinto de islas pequeñas o grandes, pero siempre bajitas a ras del mar. En esta región habitan los indios Kunas, unas de las pocas razas puras que existen en el mundo, gente de gran simplicidad y encanto, que mantienen una sociedad virtualmente autónoma. En dichas Islas viven más de veinte mil indios (20,000) en pequeñas casitas de pencas (Bohíos) formando pueblos a la orilla del mar. Para su alimentación diaria, la naturaleza fue tan pródiga con ellos, que en sus mismas islas crecen las palmas de coco y el mar que los rodea, pone a disposición distintas especies marinas tales como peces, langostas, tortugas tan grandes que su carne llega a pesar doscientas (200) libras. De éstas, a pesar de que algunos las cazan, otros las conservan como parte del patrimonio natural de la comarca. Por otra parte, sus trabajos artesanales los confeccionan a base de huesos de especies marinas.
El Archipiélago de San Blas es tan numeroso, que personas conocedoras afirman que más allá de la Punta de San Blas y bordeando la costa, hay más de cuatrocientas islas. Uno se sorprende y maravilla, cuando penetra en este laberinto de islas pequeñas o grandes, pero siempre bajitas a ras del mar. En esta región habitan los indios Kunas, unas de las pocas razas puras que existen en el mundo, gente de gran simplicidad y encanto, que mantienen una sociedad virtualmente autónoma. En dichas Islas viven más de veinte mil indios (20,000) en pequeñas casitas de pencas (Bohíos) formando pueblos a la orilla del mar. Para su alimentación diaria, la naturaleza fue tan pródiga con ellos, que en sus mismas islas crecen las palmas de coco y el mar que los rodea, pone a disposición distintas especies marinas tales como peces, langostas, tortugas tan grandes que su carne llega a pesar doscientas (200) libras. De éstas, a pesar de que algunos las cazan, otros las conservan como parte del patrimonio natural de la comarca. Por otra parte, sus trabajos artesanales los confeccionan a base de huesos de especies marinas.