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Ver la versión completa : EL MATADERO - Necesito Análisis



Julian Aguilar
16/06/2004, 19:32
SI ALGUIEN TIENE O SABE DONDE PUEDO CONSEGUIR EL ANALISIS DE LA OBRA LITERARIA "EL MATADERO" SE LO AGRADECERIA ME FACILITE DICHA INFORMACIÓN... GRACIAS. JULIAN

roxanapiro
26/06/2004, 01:27
Hola!!! No tengo el análisis a mano, lo estoy buscando, en cuanto lo encuentre, te lo paso. Mientras, te paso un poco de info sobre el autor y lo que pasaba en esa epoca.
Suerte..

Esteban Echeverría: Biografía (Noé Jitrik)

José Esteban Antonino Echeverría nació en Buenos Aires el 2 de septiembre de 1805. Su padre fue un comerciante vasco y se llamó José Domingo. Su madre, Martina Espinosa. Su padre muere en plena infancia de Echeverría y al parecer él y sus nueve hermanos quedan a cargo de un tutor que les amarga la existencia.
Hizo su educación primaria en la Escuela de San Telmo, perteneciente al Cabildo, donde asistió desde 1816.
Posteriormente a esos años de aprendizaje, se lo ve envuelto en amoríos y en cierta vida de disipación. Sea por un sentimiento de culpa, sea por haberse dado cuenta de los extremos a que podía llevarlo esa vida desarreglada, se morigera y empieza a estudiar con más orden luego de la muerte de su madre. En 1822 aparece inscripto en el Departamento de Estudios preparatorios de la Universidad. Allí estudia latín y filosofía. Esta enseñanza es de corte iluminista y Echeverría se entregó a esa tendencia manifestando admiración por sus maestros. Esa admiración se trocaría posteriormente en crítica al materialismo y ateísmo en la medida en que se va definiendo el espiritualismo romántico del cual se convierte en portavoz.
Hace el aprendizaje del comercio en la casa Lezica Hermanos, y en los ratos libres aprende francés y lee la poesía y la historia de la época. Sebastián Lezica y Félix Piñeyro, patrones, protectores y amigos, lo incitan a viajar a París para perfeccionarse. La ocurrencia no tenía nada de extraordinario, porque el viaje a París estaba de moda, impuesto gracias al plan de Rivadavia de enviar jóvenes becarios con el fin de formar los profesionales de que el país carecía.
Antes de la partida, Echeverría había comenzado a escribir. Se conocen, sin fecha, sus Cartas a un amigo en las cuales lo sobresaliente son ciertas observaciones relativas al campo que prueban que frecuentaba Los Talas, zona cercana a los indios, y que el paisaje y la temática del lugar no le eran indiferentes.
A mediados de Octubre de 1825 se embarca al fin el La Joven Matilde. En la aduana, libro de salidas, figura como “comerciante”. Lleva pocos libros: matemáticas, gramática y diccionario franceses, y un ejemplar de La Lira Argentina. Llega a París en Marzo de 1826, y se pone bajo la tutela de Mr. Voraigne, (encargado de velar por los jóvenes argentinos enviados por el gobierno a estudiar), que lo hace entrar al Ateneo, donde estudiará varias ciencias siguiendo cursos por separado de química, geografía y dibujo, todos privados.
Poco a poco se va informando del movimiento cultural e intelectual francés que vive en esos momentos un período de cambio. Las circunstancias políticas y sociales favorecen el nacimiento del socialismo utópico cuyo primer vocero es Enrique Rouvroy (conde de Saint-Simon) y sus discípulos Fourier, Considerant y Pedro Leroux, que es quien va a gravitar enormemente sobre el pensamiento echeverriano, sarmientino y alberdiano, pero luego del regreso de Echeverría al país.
En verdad Echeverría no parece haber tenido contacto directo con los representantes del romanticismo o los pensadores revolucionarios; si, en cambio, puede haberse empapado de la atmósfera intelectual y puede haber leído los autores más en boga, ya que “se siente inclinado a poetizar”, lo cual se concreta en una serie de ejercicios titulados “Ilusiones”. De su permanencia en parís data la carta a su hermano José María, que interesa por las referencias al prestigio que tiene la Argentina en el mundo.
Por razones económicas, Echeverría debe abandonar París y vuelve a Buenos Aires en Julio de 1830. Cuando llega, el libro de aduanas lo registra como “literato”. Evidentemente, en esos cinco años los cambios fueron muy grandes para Echeverría.
En 1830 ya no está más Rivadavia; la presidencia cayó sin pena ni gloria; el país, que había ganado heroicas batallas en la guerra con el Brasil, perdió la Banda Oriental. Dorrego intentó un acuerdo con el interior, pero fue fusilado por Lavalle que, junto con Paz se habían propuesto no tolerar el cambio de rumbo de la política nacional. A su vez, Lavalle termina por caer y deja paso a Juan Manuel de Rosas que desde hacia por lo menos nueve años se venía preparando para acceder a la primera magistratura provincial, apoyado sólidamente en el grupo de ganaderos y saladeristas porteños tradicionales, beneficiados todavía más por la enfiteusis y la reforma financiera rivadaviana.
Apenas llega a Buenos Aires, Echeverría publica dos poemas en La Gaceta Mercantil, órgano también del gobierno: “Regreso” y “En celebridad de mayo”, sin firma, poemas que integrarán en 1834 Los consuelos. En 1831 “Profecía del Plata” y en 1832, “El túmulo de un joven”, ambas en el Diario de la Tarde.
Puede suponerse que pasa temporadas en Luján y que prepara lo que podríamos llamar “La revolución Romántica”, que se produce en 1832 al publicar “Elvira” o “La novia del Plata”, en forma anónima. El poema no gustó, y periódicos como British Packet y El lucero, recibieron fríamente la obra.
En 1833, Rosas, fuera del gobierno pero conduciéndolo por detrás, organiza la expedición al desierto. Antes de dejar el gobierno, se insinuaba ya una tendencia a la represión intelectual centrada sobre todo contra la Universidad, en la que quedan desmantelados aulas y gabinetes de estudio. Ésto causó un gran impacto en Echeverría, que decide marcharse a Mercedes, Uruguay, donde permanece seis meses que son muy productivos poéticamente. A su regreso hace conocer “La diamela” y el “Adiós al Río Negro”, y reserva otras producciones que agrupa en Los Consuelos, aparecido en 1834. Es el primer libro de poemas compuesto por un poeta argentino en Buenos Aires. Revela en el poeta un cambio de rumbo, en la medida en que no se limita al tema único, cosa que exige siempre alguna narración. Y en que acentúa al mismo tiempo, en la medida que recoge momentos distintos, su vuelco hacia el exterior, en este caso la naturaleza.
Con esto da comienzo de realización a uno de los postulados esenciales del romanticismo. En este libro Echeverría parece haberse compenetrado totalmente de ciertos objetivos de esta escuela, y con él presenta el comienzo de la adaptación de las exigencias románticas a nuestro medio. Esto ocurre por dos razones: una, porque exalta la intimidad y la subjetividad pero a partir de una experiencia; dos, porque al tratar de descubrir la relación entre naturaleza y subjetividad, la naturaleza que forzosamente debe buscar es la circundante, es decir, la propia. Gutiérrez dice, en un comentario: “el poeta había mirado en torno suyo y encontrado poesía donde antes no la hallábamos.”
Entretanto, Echeverría va componiendo su poema principal “La Cautiva” que, encabezando su libro Rimas, aparece en 1837, en plena madurez intelectual y formal del poeta, cuando en su torno se agrupan hombres como Gutiérrez, Alberdi, Cané, etc. Con todos ellos participa en el Salón Literario. Su liderazgo es allí indiscutible. El poema tuvo un éxito inmediato. En el Diario de la Tarde, Gutiérrez hizo una crítica consagratoria. De la primera edición fueron enviados 500 ejemplares a España que se agotaron en Cádiz.

No hay certezas, pero se cree que entre 1838 y 1840 escribe “EL MATADERO”


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