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Gaviota
16/05/2004, 22:45
En estos momentos tu comportamiento merece toda mi atención, La misma que le doy al papel cuando lo corto con tijeras. Además necesito saber si descubro algo que me avive la ilusión.

Mirar si se dilata tu pupila, si tu respiración se agita al verme de reojo.

Incluso agudizar mi olfato, para detectar tu perdume, el mismo que despides cuando me estas amando extasiado, olvidando el mundo y lo que nos rodea, entregado sin reservas a las sensaciones; Ojala y lo encuentre en una gota escondida de sudor, esa misma que no despide aroma, solo moja la piel.

Quizá un movimiento te delate, y me muestre que hay un destello de amor por mí.

No sé. Quizá ya no puedas ser discreto, ni yo guardar más el secreto, por que me delatan las ganas, y no sirve el disimulo, soy muy testaruda para esas cosas, pero tu no, tu finges muy bien, también, que conociéndote como te conozco, habiendo recorrido cada milímetro de tu cuerpo, probándote, sabiéndote, sintiéndote entre mis brazos, estallando, no puedo descifras tu mirada, que delate un pensamiento. Ni tu voz me manda mensajes, por teléfono casi siempre es áspera, y de frente por el cuidado es sin emoción, seca, llana, plana, sin matiz, casi indiferente... pero cuando estamos en una habitación solos, tan cerca de la intimidad, tu voz es cálida, y tus manos no ofrecen más que caricias exquisitas, que disfruto mientras después de haber gozado me delineas el rostro con las llemas de tus dedos, me das un masaje rico, mientras cierro los ojos y saboreo cada instante de tu presencia, de nuestro encuentro, haciendo perpetuo el recuardo, pues quiza pase mucho tiempo para volver a sentir tu cercanía.

A metros de distancia, tu en tus cosas, arreglando el mundo y yo inventando el tuyo, encontrando el mío, veo tu andar pausado, si cambias de ritmo al mover las manos, si hay una chispa de nervios, de sudor, para saber de ti hasta los latidos del corazón, y si agudizo mis oídos, oiré tu palpitar, y tus pensamientos siempre serenos, mesurados, inteligentes, sagaces, vivos, ágiles, alertas, pero eso nadie lo sabe, solo tu y yo, engañamos a la gente que cree que tu disfraz de rostro sereno, te hace de cierta parsimonia, pero dentro de ti el volcán siempre está ardiendo, y tu cerebro siempre maquinado las ideas más extraordinarias y acertada, Esta admiración mía por ti, no me permite dejar de quererte y sigo pendiente de tus movimientos, disfrutando de tu esencia de lejos, es todo lo que ya puedo hacer, y con eso me conformo.






Lo que hagas en la vida, tendrá eco en la eternidad.