juanerick
29/01/2004, 11:09
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Tanto los gatos como los perros pueden padecer de parásitos. Ellos se alojan en los órganos internos del animal, debilitándolo, generándole vómitos y diarreas.
Para combatirlos existen muchos medicamentos de fácil administración, pero lo más importante es controlar al alimento que ingieren y mantener la higiene de su baño.
En el caso de los perros
Con los perros el problema de los parásitos suele presentarse con más intensidad y frecuencia. Las hembras, cuando están preñadas, pueden padecerlos, trasmitiéndoselos a su cría.
Por eso es fundamental que se desparasite a la futura madre, pero sólo antes de que el macho haga el "servicio", ya que la administración del medicamento puede ser demasiado fuerte para la vida de los fetos.
Si se administran correctamente evitará hacer padecer a sus cachorros de síntomas como los siguientes: respiración ruidosa, acompañada de flujo nasal, sobre todo al mamar, y retardos en su desarrollo normal. A las dos semanas de vida se suelen presentar vómitos, diarrea y, entre las 6 y 12 semanas, la diarrea se vuelve crónica con vómitos y abdomen distendido. En general, su estado de ánimo decae y se muestra muy desanimado.
En el caso de los gatos
El pelaje del gato resulta el lugar elegido para vivir de los distintos tipos de parásitos. El ácaro de pelo, uno de los más comunes, es altamente contagioso y es como una escama seca sobre el lomo del gato; el ácaro de oído -que hace que el animal tenga en las orejas cera de color marrón rojizo-; el arador, que parece un pequeño punto rojo sobre las patas del gato y puede producir irritaciones intensas y, el piojo, también del tamaño de la cabeza de un alfiler y cuyos huevos blancos se encuentran sobre la piel del animal.
Lo primero que hay que hacer en el caso de infestación por parásitos es mantener un alto nivel de higiene en el ambiente en el cual vive el gato. Si no se controla este punto, no alcanzarán los polvos, sprays o desinfectantes que utilicemos, ya que la mayoría de los parásitos no ponen huevos solamente sobre el gato sino también en muchos lugares de la casa. Será necesario entonces tratar al gato pero también desinfectar pisos, camas y sillones con un producto adecuado que sea atóxico para el animal.
Los síntomas
Tanto en perros como en gatos, los trastornos por parásitos internos se advierten a través de la presencia de diarrea persistente y granos en la zona del ano. Se lamen o frotan la parte trasera y tiene hinchazón abdominal y pérdida de peso.
Los parásitos son organismos pluricelulares que, a su vez, atacan células del intestino. Se contagian de animal a animal con la materia fecal u orina. No olvides que su desaparición dependerá de que periódicamente se realice un examen de la materia fecal para identificar el parásito y administrarle el medicamento adecuado para ese parásito. Los antiparasitarios pueden ser inyectables, en comprimidos o en gotas. Las dosis varían de acuerdo al peso del animal. Cada seis meses, en el caso de las perras, conviene administrarles una dosis antes de que queden preñadas.
Por último, recuerda que los parásitos pueden pasar al ser humano, no es frecuente, pero puede suceder. Para evitarlo, mantén en perfecto estado de limpieza el lugar donde habita tu mascota y cuando limpies utiliza guantes para evitar cualquier tipo de contagio.
Tanto los gatos como los perros pueden padecer de parásitos. Ellos se alojan en los órganos internos del animal, debilitándolo, generándole vómitos y diarreas.
Para combatirlos existen muchos medicamentos de fácil administración, pero lo más importante es controlar al alimento que ingieren y mantener la higiene de su baño.
En el caso de los perros
Con los perros el problema de los parásitos suele presentarse con más intensidad y frecuencia. Las hembras, cuando están preñadas, pueden padecerlos, trasmitiéndoselos a su cría.
Por eso es fundamental que se desparasite a la futura madre, pero sólo antes de que el macho haga el "servicio", ya que la administración del medicamento puede ser demasiado fuerte para la vida de los fetos.
Si se administran correctamente evitará hacer padecer a sus cachorros de síntomas como los siguientes: respiración ruidosa, acompañada de flujo nasal, sobre todo al mamar, y retardos en su desarrollo normal. A las dos semanas de vida se suelen presentar vómitos, diarrea y, entre las 6 y 12 semanas, la diarrea se vuelve crónica con vómitos y abdomen distendido. En general, su estado de ánimo decae y se muestra muy desanimado.
En el caso de los gatos
El pelaje del gato resulta el lugar elegido para vivir de los distintos tipos de parásitos. El ácaro de pelo, uno de los más comunes, es altamente contagioso y es como una escama seca sobre el lomo del gato; el ácaro de oído -que hace que el animal tenga en las orejas cera de color marrón rojizo-; el arador, que parece un pequeño punto rojo sobre las patas del gato y puede producir irritaciones intensas y, el piojo, también del tamaño de la cabeza de un alfiler y cuyos huevos blancos se encuentran sobre la piel del animal.
Lo primero que hay que hacer en el caso de infestación por parásitos es mantener un alto nivel de higiene en el ambiente en el cual vive el gato. Si no se controla este punto, no alcanzarán los polvos, sprays o desinfectantes que utilicemos, ya que la mayoría de los parásitos no ponen huevos solamente sobre el gato sino también en muchos lugares de la casa. Será necesario entonces tratar al gato pero también desinfectar pisos, camas y sillones con un producto adecuado que sea atóxico para el animal.
Los síntomas
Tanto en perros como en gatos, los trastornos por parásitos internos se advierten a través de la presencia de diarrea persistente y granos en la zona del ano. Se lamen o frotan la parte trasera y tiene hinchazón abdominal y pérdida de peso.
Los parásitos son organismos pluricelulares que, a su vez, atacan células del intestino. Se contagian de animal a animal con la materia fecal u orina. No olvides que su desaparición dependerá de que periódicamente se realice un examen de la materia fecal para identificar el parásito y administrarle el medicamento adecuado para ese parásito. Los antiparasitarios pueden ser inyectables, en comprimidos o en gotas. Las dosis varían de acuerdo al peso del animal. Cada seis meses, en el caso de las perras, conviene administrarles una dosis antes de que queden preñadas.
Por último, recuerda que los parásitos pueden pasar al ser humano, no es frecuente, pero puede suceder. Para evitarlo, mantén en perfecto estado de limpieza el lugar donde habita tu mascota y cuando limpies utiliza guantes para evitar cualquier tipo de contagio.