juanerick
04/12/2003, 22:22
¡¡Era mi primera vez!! Salí de casa sumamente nerviosa, no sabía como sería aquello. Además, era mi primera vez, sin embargo, ya se lo había prometido y no podía echarme atrás. No debía tener miedo. Al fin y al cabo era yo quien había querido voluntariamente. Cuando llegué a la puerta un escalofrío estremeció todo mi cuerpo.
Luego, al abrir la puerta, tuve que hacer un esfuerzo por controlar el temblor de mis piernas. Entré... y allí estaba él esperándome, sonrió e inmediatamente me tomó por el brazo y me llevó a una habitación muy bonita. Amablemente, me invitó a acostarme y me dijo que me pusiera cómoda, que me relajara... que él estaba acostumbrado a hacerlo y que no me iba doler. Aunque era mi primera vez, él me inspiró bastante confianza y comprendí que no podría encontrar una persona más adecuada para hacer lo que estaba a punto de hacer, dada toda su experiencia. Poco a poco, se fue acercando. Creo que notó mi nerviosismo y trató de tranquilizarme diciéndome que era un verdadero experto y que sabía perfectamente cómo hacerlo, ya que lo había hecho muchas veces y nunca había recibido ninguna queja.
Por fin, cuando mis músculos comenzaron a relajarse, me indicó cuál era la postura más adecuada y, poniéndome la mano en el hombro, continuó diciéndome cosas muy agradables para darme ánimo. Fue en ese momento cuando comencé a sudar. De pronto, la proximidad entre los dos se hizo inminente, sentí la presión de sus manos en mi brazo y el cálido aliento de su boca acercarse a mi rostro.
De repente, me entró algo duro y me estremecí, y comencé a ponerme muy ansiosa. De pronto, comencé a sentir un dolor insoportable y lancé un grito mientras todo mi ser temblaba. A medida que transcurrían los minutos el dolor se iba haciendo más y más fuerte y no tardó en empezar a salirme un poquito de sangre.
Le supliqué que sacara su instrumento por un momento, porque me estaba doliendo mucho, pero me dijo que no podía dejarme así. Grité angustiada y dolorida hasta que me salieron unas lágrimas.
Inesperadamente, el dolor cesó y mi cuerpo fue recorrido por una indescriptible sensación de bienestar . Entonces, me di cuenta de que todo había acabado y finalmente llegó la hora de marcharme.
COMO BIEN PODRAN IMAGINAR LE AGRADECI A MI DENTISTA QUE ME HUBIESE SACADO ESA MUELA DEL JUICIO QUE TANTO ME DOLIA Y ME DESPEDI PIDIENDOLE DISCULPAS POR MI COMPORTANMIENTO TAN NERVIOSO Y EXAGERADO. ¡¡¡MUCHAS GRACIAS DOCTOR!!!
hummmmmmmmm..................................
¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿Y USTEDES QUE PENSARON?????????????????
Luego, al abrir la puerta, tuve que hacer un esfuerzo por controlar el temblor de mis piernas. Entré... y allí estaba él esperándome, sonrió e inmediatamente me tomó por el brazo y me llevó a una habitación muy bonita. Amablemente, me invitó a acostarme y me dijo que me pusiera cómoda, que me relajara... que él estaba acostumbrado a hacerlo y que no me iba doler. Aunque era mi primera vez, él me inspiró bastante confianza y comprendí que no podría encontrar una persona más adecuada para hacer lo que estaba a punto de hacer, dada toda su experiencia. Poco a poco, se fue acercando. Creo que notó mi nerviosismo y trató de tranquilizarme diciéndome que era un verdadero experto y que sabía perfectamente cómo hacerlo, ya que lo había hecho muchas veces y nunca había recibido ninguna queja.
Por fin, cuando mis músculos comenzaron a relajarse, me indicó cuál era la postura más adecuada y, poniéndome la mano en el hombro, continuó diciéndome cosas muy agradables para darme ánimo. Fue en ese momento cuando comencé a sudar. De pronto, la proximidad entre los dos se hizo inminente, sentí la presión de sus manos en mi brazo y el cálido aliento de su boca acercarse a mi rostro.
De repente, me entró algo duro y me estremecí, y comencé a ponerme muy ansiosa. De pronto, comencé a sentir un dolor insoportable y lancé un grito mientras todo mi ser temblaba. A medida que transcurrían los minutos el dolor se iba haciendo más y más fuerte y no tardó en empezar a salirme un poquito de sangre.
Le supliqué que sacara su instrumento por un momento, porque me estaba doliendo mucho, pero me dijo que no podía dejarme así. Grité angustiada y dolorida hasta que me salieron unas lágrimas.
Inesperadamente, el dolor cesó y mi cuerpo fue recorrido por una indescriptible sensación de bienestar . Entonces, me di cuenta de que todo había acabado y finalmente llegó la hora de marcharme.
COMO BIEN PODRAN IMAGINAR LE AGRADECI A MI DENTISTA QUE ME HUBIESE SACADO ESA MUELA DEL JUICIO QUE TANTO ME DOLIA Y ME DESPEDI PIDIENDOLE DISCULPAS POR MI COMPORTANMIENTO TAN NERVIOSO Y EXAGERADO. ¡¡¡MUCHAS GRACIAS DOCTOR!!!
hummmmmmmmm..................................
¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿Y USTEDES QUE PENSARON?????????????????