Gaviota
16/11/2003, 00:08
México, 15 Nov (Notimex).- Para disminuir la delincuencia juvenil que se presenta en nuestro país, se deben, primero, atacar las causas que la generan, en lugar de pensar en reducir la edad penal, señaló Verónica Chong Briffault de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
Al participar en la mesa Tres de las cuartas Jornadas sobre Justicia Penal. Temas de Derecho Penal, Seguridad y Criminalística, que se realizaron en el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, la funcionaria destacó que el verdadero problema se encuentra en las condiciones económicas, educativas y sociales
Los menores infractores, explicó, sufren una doble victimización: la primera por parte de las instituciones que deben garantizar el respeto a sus derechos fundamentales y, la segunda, por parte de los Centros de Tratamiento para Menores, donde no se satisfacen de manera adecuada sus necesidades de alimentación, salud, educación y sano esparcimiento.
Ante esta situación, puntualizó que la CNDH investiga los centros mencionados para conocer la situación real de los derechos humanos de los menores infractores que reciben tratamiento en internación.
"De las 717 entrevistas realizadas se obtuvieron datos como: que el 20 por ciento de los infantes proviene de hogares desintegrados; 16 por ciento cuenta con un solo tutor; 3 por ciento vivía con la pareja y el 1 por ciento tenía situación de calle o estado de abandono", precisó.
Se conoció además que 25 por ciento de los jóvenes delincuentes detenidos, perteneció a una pandilla, 36 por ciento tiene o ha tenido algún familiar preso y 37 por ciento se había fugado de su casa.
En su ponencia titulada "Situación real de los derechos humanos de los menores infractores que reciben tratamiento en internación", Chong Briffault se refirió al importante papel que juega la familia en todo esto y sobre todo como grupo fundamental de la sociedad.
"Es ahí donde las personas adquieren principios o valores morales, culturales y educativos que van a determinar su comportamiento futuro" destacó.
Otro aspecto determinante para el desarrollo de la niñez, aseguró, es la situación escolar, pues le proporciona los elementos necesarios para asumir un papel en la sociedad.
Sin embargo, indicó que muchos de los analizados ya habían abandonado sus estudios antes de ingresar a los centros, debido a la falta de recursos económicos, porque sus padres no los enviaban o simplemente porque no estaban interesados en asistir.
De los 717 entrevistados, 635 sabían leer, pero solo 284 asistían a la escuela antes de delinquir, sin embargo, de todos los menores que reciben tratamiento en internación, el 73 por ciento continúa con sus estudios, pues como parte de la reintegración reciben cursos de alfabetización y educación de los niveles de primaria y secundaria.
Al referirse a la relación de los jóvenes delincuentes con las drogas, Chong Briffault comentó que el 55 por ciento de la población de esas instituciones ha consumido alguna vez sustancias psicoactivas.
En la mitad de los casos, el alcohol ha sido el más consumido, seguido por la mariguana, la cocaína, los solventes y las pastillas.
En la actualidad, el uso de fármacos constituye un serio problema de salud, ya que sólo en dos de los 54 centros existen programas de desintoxicación para los internos, dijo.
Por su parte, el integrante de la Academia Mexicana de Ciencias Penales, Antonio Sánchez Galindo, en su ponencia sobre Corrupción y pornografía de menores, lamentó que todavía exista la idea de que el problema de los jóvenes delincuentes se resolverá con una ley.
Señaló que en la época actual vivimos una pérdida de los valores morales provocada por la confusión axiológica de la globalización, la cual ha engendrado, para este siglo XXI, la generación de jóvenes marginados y vulnerables.
Se trata, dijo, de una juventud-mercancía, a la que el neoliberalismo ha obligado a vender y comprar cuerpos y almas.
Es bien sabido, agregó, que los hogares con miseria económica o moral han fomentado la creación de víctimas infantiles y juveniles, quienes luego serán presa de las instituciones de tratamiento penal.
Al participar en la mesa Tres de las cuartas Jornadas sobre Justicia Penal. Temas de Derecho Penal, Seguridad y Criminalística, que se realizaron en el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, la funcionaria destacó que el verdadero problema se encuentra en las condiciones económicas, educativas y sociales
Los menores infractores, explicó, sufren una doble victimización: la primera por parte de las instituciones que deben garantizar el respeto a sus derechos fundamentales y, la segunda, por parte de los Centros de Tratamiento para Menores, donde no se satisfacen de manera adecuada sus necesidades de alimentación, salud, educación y sano esparcimiento.
Ante esta situación, puntualizó que la CNDH investiga los centros mencionados para conocer la situación real de los derechos humanos de los menores infractores que reciben tratamiento en internación.
"De las 717 entrevistas realizadas se obtuvieron datos como: que el 20 por ciento de los infantes proviene de hogares desintegrados; 16 por ciento cuenta con un solo tutor; 3 por ciento vivía con la pareja y el 1 por ciento tenía situación de calle o estado de abandono", precisó.
Se conoció además que 25 por ciento de los jóvenes delincuentes detenidos, perteneció a una pandilla, 36 por ciento tiene o ha tenido algún familiar preso y 37 por ciento se había fugado de su casa.
En su ponencia titulada "Situación real de los derechos humanos de los menores infractores que reciben tratamiento en internación", Chong Briffault se refirió al importante papel que juega la familia en todo esto y sobre todo como grupo fundamental de la sociedad.
"Es ahí donde las personas adquieren principios o valores morales, culturales y educativos que van a determinar su comportamiento futuro" destacó.
Otro aspecto determinante para el desarrollo de la niñez, aseguró, es la situación escolar, pues le proporciona los elementos necesarios para asumir un papel en la sociedad.
Sin embargo, indicó que muchos de los analizados ya habían abandonado sus estudios antes de ingresar a los centros, debido a la falta de recursos económicos, porque sus padres no los enviaban o simplemente porque no estaban interesados en asistir.
De los 717 entrevistados, 635 sabían leer, pero solo 284 asistían a la escuela antes de delinquir, sin embargo, de todos los menores que reciben tratamiento en internación, el 73 por ciento continúa con sus estudios, pues como parte de la reintegración reciben cursos de alfabetización y educación de los niveles de primaria y secundaria.
Al referirse a la relación de los jóvenes delincuentes con las drogas, Chong Briffault comentó que el 55 por ciento de la población de esas instituciones ha consumido alguna vez sustancias psicoactivas.
En la mitad de los casos, el alcohol ha sido el más consumido, seguido por la mariguana, la cocaína, los solventes y las pastillas.
En la actualidad, el uso de fármacos constituye un serio problema de salud, ya que sólo en dos de los 54 centros existen programas de desintoxicación para los internos, dijo.
Por su parte, el integrante de la Academia Mexicana de Ciencias Penales, Antonio Sánchez Galindo, en su ponencia sobre Corrupción y pornografía de menores, lamentó que todavía exista la idea de que el problema de los jóvenes delincuentes se resolverá con una ley.
Señaló que en la época actual vivimos una pérdida de los valores morales provocada por la confusión axiológica de la globalización, la cual ha engendrado, para este siglo XXI, la generación de jóvenes marginados y vulnerables.
Se trata, dijo, de una juventud-mercancía, a la que el neoliberalismo ha obligado a vender y comprar cuerpos y almas.
Es bien sabido, agregó, que los hogares con miseria económica o moral han fomentado la creación de víctimas infantiles y juveniles, quienes luego serán presa de las instituciones de tratamiento penal.