Oscar Javier
27/10/2003, 19:08
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Pan de muertos, ofrenda para el paladar
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Nació de la habilidad e ingenio de las manos, su aromática presencia es anunciada por los hornos en calles y casas de México, y su imagen da vida a los aparadores, mesas y ofrendas. Es el pan de muerto, apetitosa tradición que nadie se quiere perder.
El altar de muertos incluye, entre sus elementos típicos, deliciosos platillos que pueden variar dependiendo de la región de la República Mexicana en donde nos encontremos; el denominador común es que son elegidos de acuerdo con los gustos del difunto a quien se recuerda, aunque encontramos varias constantes: mole con carne de guajolote, pollo o iguana, quesadillas, tacos, tamales, arroz, frijoles, atole, tequila, mezcal, fruta, dulces y, ante todo, el tradicional pan de muerto o de huevo.
<img src = "http://img.yupimsn.com/dm/gallery/194012.jpg">
No importa si la ofrenda se coloca en casa, trabajo o en el mismo panteón, el pan cumple el objetivo de que los muertos consuman el alma o esencia de este alimento y, una vez que los fieles difuntos han quedado satisfechos, los vivos sacien su apetito.
Desde el primer vistazo notamos que este pan no es como el que se consume habitualmente: su forma redonda, anteriormente un poco alargada, es tomada como una tumba; el núcleo, en la parte superior, simboliza un cráneo, y los adornos laterales son los huesos de las extremidades y lágrimas. Asimismo, hay regiones en las que la pieza misma tiene forma de esqueleto (como en Oaxaca y Guerrero, al sur del territorio mexicano) u otras en que al interior se coloca pequeño esqueleto de plástico. Se trata, como puede apreciarse, de una muestra de ironía y duelo un poco extraña para quienes desconocen la tradición.
Desde el punto de vista nutricional, podemos decir que las mayores aportaciones del pan son respecto a hidratos de carbono, que se traducen en energía, así como en algunos minerales, concretamente calcio, magnesio y hierro. Además, y con apego a la tradición, una bebida acompaña su consumo, habitualmente chocolate con leche, por lo que se incrementa el aporte calórico y de otros minerales, como potasio y sodio.
Así, la única recomendación respecto a este platillo es no comer demasiado si las actividades no exigen elevado gasto de calorías. Finalmente, para disfrutar esta receta no es necesario consumir grandes cantidades, sino degustar y paladear con paciencia en compañía de los seres queridos, vivos y muertos. A continuación ofrecemos la receta:
Pan de muerto
Ingredientes
450 gramos de harina
15 gramos de levadura
3 huevos y 7 yemas
120 gramos de azúcar
250 gramos de mantequilla
120 gramos de manteca
2 cucharadas de agua de azahar
3 cucharadas de cocimiento de anís (se obtiene a través de la infusión de una cucharadita de anís en grano en seis cucharadas de agua)
1/4 de cucharadita de sal
1/8 de litro de leche (puede sustituir con agua)
Un poco de ralladura de cáscara de naranja
Preparación
Se disuelve la levadura en 8 cucharadas de agua tibia y se agrega un poco de harina, la necesaria para hacer una pasta sin grumos. Se forma una bola y se deja en un lugar cálido hasta que doble su volumen. A continuación se mezcla el resto de la harina con sal, azúcar (la mitad de la que solicitamos), dos huevos batidos, yemas, agua de azahar, cocimiento de anís, ralladura de naranja, manteca y mantequilla, conservando un poco de esta última.
Se amasan perfectamente los ingredientes hasta que adquieran suave textura, y a continuación se agrega la masa ya fermentada. Se vuelve a mezclar todo y se golpea contra la mesa de trabajo. A continuación se unta la mantequilla que se guardó y toda la masa se coloca en una cacerola, se cubre con un lienzo y se deja en lugar tibio hasta que doble el tamaño (de 6 a 12 horas).
Después de este tiempo se amasa ligeramente y se hacen bolas del tamaño que se desee, las cuales se colocarán en charola o molde engrasado; se conserva una parte de la masa, con la cual se elaboraran "huesos" y "lágrimas" que se pegarán al resto del pan utilizando un huevo batido aplicado con una brocha.
Se cuece en horno a fuego medio, previamente calentado, durante 30 ó 40 minutos; se saca el pan para barnizarlo y espolvorearle la mitad restante de azúcar. Finalmente se hornea un poco más y se deja enfriar.
Le aseguramos que este alimento tradicional dejará satisfechos a todos los miembros de la familia, pues goza de gran aceptación: en México, sólo la Rosca de Reyes lo supera en popularidad. No espere más y, ¡manos a la masa!
Fuente:
<img src = "http://www.yupimsn.com/dm/cobrands/img/salud-medicinas.gif">http://www.saludymedicinas.com.mx/
El Hijo de la Luna
Lírico
Pan de muertos, ofrenda para el paladar
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Nació de la habilidad e ingenio de las manos, su aromática presencia es anunciada por los hornos en calles y casas de México, y su imagen da vida a los aparadores, mesas y ofrendas. Es el pan de muerto, apetitosa tradición que nadie se quiere perder.
El altar de muertos incluye, entre sus elementos típicos, deliciosos platillos que pueden variar dependiendo de la región de la República Mexicana en donde nos encontremos; el denominador común es que son elegidos de acuerdo con los gustos del difunto a quien se recuerda, aunque encontramos varias constantes: mole con carne de guajolote, pollo o iguana, quesadillas, tacos, tamales, arroz, frijoles, atole, tequila, mezcal, fruta, dulces y, ante todo, el tradicional pan de muerto o de huevo.
<img src = "http://img.yupimsn.com/dm/gallery/194012.jpg">
No importa si la ofrenda se coloca en casa, trabajo o en el mismo panteón, el pan cumple el objetivo de que los muertos consuman el alma o esencia de este alimento y, una vez que los fieles difuntos han quedado satisfechos, los vivos sacien su apetito.
Desde el primer vistazo notamos que este pan no es como el que se consume habitualmente: su forma redonda, anteriormente un poco alargada, es tomada como una tumba; el núcleo, en la parte superior, simboliza un cráneo, y los adornos laterales son los huesos de las extremidades y lágrimas. Asimismo, hay regiones en las que la pieza misma tiene forma de esqueleto (como en Oaxaca y Guerrero, al sur del territorio mexicano) u otras en que al interior se coloca pequeño esqueleto de plástico. Se trata, como puede apreciarse, de una muestra de ironía y duelo un poco extraña para quienes desconocen la tradición.
Desde el punto de vista nutricional, podemos decir que las mayores aportaciones del pan son respecto a hidratos de carbono, que se traducen en energía, así como en algunos minerales, concretamente calcio, magnesio y hierro. Además, y con apego a la tradición, una bebida acompaña su consumo, habitualmente chocolate con leche, por lo que se incrementa el aporte calórico y de otros minerales, como potasio y sodio.
Así, la única recomendación respecto a este platillo es no comer demasiado si las actividades no exigen elevado gasto de calorías. Finalmente, para disfrutar esta receta no es necesario consumir grandes cantidades, sino degustar y paladear con paciencia en compañía de los seres queridos, vivos y muertos. A continuación ofrecemos la receta:
Pan de muerto
Ingredientes
450 gramos de harina
15 gramos de levadura
3 huevos y 7 yemas
120 gramos de azúcar
250 gramos de mantequilla
120 gramos de manteca
2 cucharadas de agua de azahar
3 cucharadas de cocimiento de anís (se obtiene a través de la infusión de una cucharadita de anís en grano en seis cucharadas de agua)
1/4 de cucharadita de sal
1/8 de litro de leche (puede sustituir con agua)
Un poco de ralladura de cáscara de naranja
Preparación
Se disuelve la levadura en 8 cucharadas de agua tibia y se agrega un poco de harina, la necesaria para hacer una pasta sin grumos. Se forma una bola y se deja en un lugar cálido hasta que doble su volumen. A continuación se mezcla el resto de la harina con sal, azúcar (la mitad de la que solicitamos), dos huevos batidos, yemas, agua de azahar, cocimiento de anís, ralladura de naranja, manteca y mantequilla, conservando un poco de esta última.
Se amasan perfectamente los ingredientes hasta que adquieran suave textura, y a continuación se agrega la masa ya fermentada. Se vuelve a mezclar todo y se golpea contra la mesa de trabajo. A continuación se unta la mantequilla que se guardó y toda la masa se coloca en una cacerola, se cubre con un lienzo y se deja en lugar tibio hasta que doble el tamaño (de 6 a 12 horas).
Después de este tiempo se amasa ligeramente y se hacen bolas del tamaño que se desee, las cuales se colocarán en charola o molde engrasado; se conserva una parte de la masa, con la cual se elaboraran "huesos" y "lágrimas" que se pegarán al resto del pan utilizando un huevo batido aplicado con una brocha.
Se cuece en horno a fuego medio, previamente calentado, durante 30 ó 40 minutos; se saca el pan para barnizarlo y espolvorearle la mitad restante de azúcar. Finalmente se hornea un poco más y se deja enfriar.
Le aseguramos que este alimento tradicional dejará satisfechos a todos los miembros de la familia, pues goza de gran aceptación: en México, sólo la Rosca de Reyes lo supera en popularidad. No espere más y, ¡manos a la masa!
Fuente:
<img src = "http://www.yupimsn.com/dm/cobrands/img/salud-medicinas.gif">http://www.saludymedicinas.com.mx/
El Hijo de la Luna
Lírico