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Nacho Nqn
08/09/2003, 10:22
AHI VA!!!
Había una vez un hombre que tenia una loca pasión por
los porotos, los amaba, aun cuando siempre le
producían situaciones embarazosas debido a
estruendosas reacciones intestinales.

Un día conoció a una chica de la que se enamoro.
Cuando ya era una realidad que se casarían, el se
dijo a si mismo:
" Ella es tan dulce y tan gentil, que nunca
aguantaría algo como esto "

Así el tipo hizo un sacrificio supremo y abandono
para siempre los porotos.

La pareja se caso y, algunos años después, un día el
tuvo un pequeño inconveniente con su automóvil
mientras volvía del trabajo y llamo a su señora:
- Cariño, llegare un poco tarde; tendré que esperar
un largo rato hasta que arreglen el auto.

En la espera, entro en una cafetería y no pudo
resistir la tentación.., pidió un plato de porotos,
que estaba tan.. pero tan bueno que decidió repetir 2
platos mas.

Se paso todo el camino a casa ventoseando cual
motoneta tirándose terribles pedos y al llegar a casa
creyó estar lo suficientemente seguro de que había
expulsado hasta el último gas intestinal.

Su esposa estaba muy contenta y agitada por su
llegada. Al verlo, exclamo:
- Mi amor, esta noche tengo una increíble sorpresa
para la cena...

Ella le vendo los ojos en la entrada de la casa y lo
acompaño hasta una de las sillas del comedor, donde lo
sentó.

Justo cuando ella le iba a quitar la venda de la
cara, sonó el teléfono. Ella le dijo entonces:
- Por favor, cariño, no te quites la venda de la cara
hasta que vuelva de hablar por teléfono.

Tomando en cuenta la oportunidad y sintiendo
inesperadamente una repentina e inaguantable presión
intestinal, apoyo todo su peso sobre una de sus
piernas y dejo escapar un impresionante pedo. De un
nivel sonoro importante y tan oloroso que solo lo
soportaría el autor. Saco del bolsillo un pañuelo y
empezó a moverlo vigorosamente para ventilar la
habitación.

Todo volvía a la normalidad; pero de pronto sintió
ganas de tirarse otro, por lo que volvió a apoyar el
peso de su cuerpo sobre una pierna y lo dejo escapar.

Comparado con el otro, este fue superior en decibeles
y más oloroso aun.
Desesperadamente, movió con frenesí el pañuelo para
ventilar el comedor, invadido ya por un terrible tufo.


Con un oído atento a la conversación telefónica, le
vinieron ganas de tirarse uno mas, y se lo tiro. La
cosa se puso difícil y por el aroma se le hacia
difícil respirar.

Siguió desesperadamente y con los ojos vendados,
moviendo el pañuelo una y otra vez para aventar aunque
sea levemente aquel espantoso olor.

En un momento, oyó que su esposa colgaba el teléfono,
lo que indicaba el fin de su libertad. Coloco su
pañuelo en el bolsillo del pantalón, cruzo sus piernas
y sus brazos y esbozo una sonrisa de oreja a oreja,
intentando la mejor imagen de la inocencia.
Disculpándose por haber estado tanto tiempo al
teléfono, su esposa le pregunta si se había movido el
vendaje y había visto algo.
El le aseguro que no había visto nada y ella,
entonces, le quito la venda de sus ojos.


Y allí estaba la sorpresa:


Doce invitados a cenar, sentados alrededor de la mesa
dispuestos a comenzar su fiesta de cumpleaños


Nacho

Virginia Tamayo
08/09/2003, 16:36
MENUDA FAENA. LO SORPRENDENTE ES QUE NO SE DISOLVIERA EN AQUELLA ATMÓSFERA TAN COMPATIBLE CON SU DEBILIDAD. O QUE NO SE MOMIFICASEN LOS INVITADOS...

Virginia Tamayo