PDA

Ver la versión completa : CUANDO UN NIÑO DEBE O NO ACUDIR A LA ESCUELA



Oscar Javier
28/08/2003, 17:16
CUANDO UN NIÑO DEBE O NO ACUDIR A LA ESCUELA

Fuente:
http://www.saludymedicinas.com.mx/


La mayoría de los padres de familia dudan sobre la conveniencia de que sus hijos asistan a la escuela cuando presentan síntomas o enfermedades como gripe, fiebre, diarrea o dolor de cabeza. A continuación una guía de los padecimientos más comunes por los cuales una niña o niño debe faltar a clases y durante cuánto tiempo.

Al prepararse para el regreso a clases, padres e hijos han sido cuidadosos y precavidos en cuanto a la elección de útiles, calzado y uniformes, además de que probablemente han acudido al pediatra para una revisión general del estado de salud del pequeño y administrar vacunas, a fin de que el aprovechamiento escolar no sufra tropezón alguno.

Sin embargo, y a pesar de los cuidados que se tengan, los pequeños siempre están expuestos a sufrir alguna enfermedad que puede afectar su aprendizaje durante algunos días e interrumpir su continuidad como alumnos. Por ello, es importante que los padres conozcan cuáles son estas patologías, así como el tiempo necesario de ausentismo para que el niño se recupere adecuadamente y para prevenir el contagio a sus compañeros.

Cabe señalar que es muy conveniente que los padres consulten al pediatra cuando el niño no se sienta bien y presente síntomas que pongan en evidencia alguna enfermedad de consideración que afecte su concentración, capacidad de aprendizaje y movimiento, es decir, su rendimiento escolar; hablamos de fiebre, vómito, diarrea, salpullido o malestar general.

Esto tampoco significa que toda enfermedad contraída por los infantes sea una emergencia médica, ya que es factible que los padres, en su afán de proteger, pueden alarmarse ante síntomas muy leves o incluso ser engañados por sus hijos, que en realidad no se sienten mal, pero que desean quedarse en casa.

Guía de padecimientos Como regla general, se estima que un niño con dolor importante de cualquier origen, fiebre (38º o más de temperatura), dificultad respiratoria, decaimiento marcado, diarrea, vómito o crisis debido a una enfermedad crónica (asma o diabetes, entre ellas), no debe asistir a la escuela; en cambio, cuando presenta dolor de garganta y tos moderadas, o leve secreción nasal sin aumento de temperatura, puede asistir a clases sin mayor dificultad. Un infante no debe permanecer en casa por "parecer enfermo", "presentar mal color", "tener ojeras" o "estar fatigado", sobre todo si no hay otros síntomas evidentes ni diagnóstico certero del pediatra.

A grandes rasgos, las infecciones ocasionadas por virus (virales) son la causa más común de ausentismo escolar en todo el mundo, debido a varios factores: se contagian con facilidad, están muy extendidas y, sobre todo, porque los pequeños todavía no cuentan con las defensas necesarias para hacerles frente. Por fortuna, la gran mayoría son relativamente fáciles de erradicar y sólo necesitan reposo y algunos medicamentos para disminuir los síntomas.

Otras enfermedades son de origen bacterial, y llegan a exigir el aislamiento del niño no sólo para lograr su alivio, sino también para evitar su propagación entre los chicos de su salón o compañeros de recreo. En estos casos el tratamiento puede incluir descanso y administración de antibióticos, ya que estos fármacos son útiles para eliminar este tipo de microorganismos.

Ahora sí, pasemos a enunciar los padecimientos más comunes que son causa de ausentismo escolar: Resfriado y gripe. Es una infección viral que afecta a nariz y garganta, la cual se caracteriza por estornudos, escalofríos, malestar general, dolor de cabeza y flujo nasal. El niño requiere descanso para recuperarse de este mal, y puede regresar a clases luego de 24 horas sin fiebre y con mejoría de los síntomas. El tiempo de aislamiento es entonces variable, de 2 a 4 días aproximadamente, pudiendo ser más prolongado en caso de no observar alivio. No administre ácido acetilsalicílico en menores de 14 años, ya que puede desencadenar un padecimiento conocido como síndrome de Reye, caracterizado por inflamación cerebral.

Anginas bacterianas (amigdalitis). La inflamación de las amígdalas o tejido que se encuentra al interior de la garganta para protegerla suele tener su origen en infección ocasionada por bacterias. La zona afectada luce cubierta por una capa blanca grisácea o amarillenta, y se manifiesta con ardor, irritación en la garganta, tos, dificultad para tragar, fiebre, excesiva salivación e incluso vómito. El pediatra suele efectuar el diagnóstico con ayuda de estudios (cultivo bucofaríngeo) y si no hay complicaciones, bastan dos días de reposo bajo prescripción de antibióticos.

Otitis media aguda. La inflamación del conducto auditivo suele acompañar a padecimientos como amigdalitis o infecciones en las vías respiratorias, y se manifiesta con dolor de cabeza, pérdida parcial de la audición y mareo. Si el niño presenta fiebre y dolor de oídos no debe ir a la escuela hasta las 24 horas posteriores a la desaparición de dichos síntomas, aproximadamente 48 horas después de haber iniciado el tratamiento con antibiótico o cuando el especialista lo juzgue conveniente.

Sarampión. Esta enfermedad tiene la peculiaridad de que puede contagiarse con extrema facilidad cuando aparece en un salón de clases donde hay chicos que no han completado su cuadro de vacunación. Inicialmente se manifiesta como un resfriado, pero la temperatura es muy alta y en breve aparecen granitos rojos (salpullido) en todo el cuerpo. Luego de revisión médica se suele recomendar descanso por cuatro días y fármacos para el control de los síntomas. Asimismo, se debe aislar al niño de sus hermanos para no propagar más la enfermedad.

Varicela. Se manifiesta con mucha comezón a causa de granitos en la piel que se transforman en vesículas con líquido, mismas que al secarse dan paso a costras. Es también muy contagiosa, por lo que se recomienda que el niño descanse en casa durante seis días o hasta que todas las lesiones se encuentren en período de costra seca.

Rubéola. No se considera una enfermedad grave, y se caracteriza por ocasionar fiebre, flujo nasal, dolor de cabeza y pequeñas ronchas que aparecen en todo el cuerpo. Sin embargo, el niño puede contagiar a sus compañeros o a mujeres embarazadas (algunas madres que dejan a sus pequeños o alguna maestra), lo que representa grave peligro, ya que este virus es responsable de abortos espontáneos y malformaciones en el feto. Por ello, el infante debe permanecer aislado durante siete días con medicamentos que aminoren las molestias.

Paperas o parotiditis. En los primeros días se presentan síntomas similares a los de la gripe, como malestar general, fiebre que no supera los 38º C., pérdida del apetito, dolor en oídos y cabeza e irritación de garganta. Posteriormente se presenta inflamación, endurecimiento y dolencia en las glándulas salivales y dificultad para masticar. El tratamiento consiste en brindar analgésicos, y se estima que el niño debe faltar a la escuela aproximadamente nueve días.

Hepatitis A. Es una infección viral que ataca al hígado y que se propaga por el consumo de agua y alimentos contaminados; no siempre ocasiona síntomas, pero puede manifestarse con cansancio, apariencia amarillenta de la piel, secreción de orina muy oscura y heces de color claro. Se dice que esta enfermedad se autolimita, es decir, el organismo es capaz de controlarla gracias a su sistema de defensas (inmunológico). El aislamiento mínimo, cuando no hay complicaciones, es siete días, pudiendo extenderse en caso de que el pediatra así lo indique.

Conjuntivitis. La infección de la conjuntiva o tejido traslúcido que protege al ojo se identifica mediante enrojecimiento del globo ocular y lagrimeo constante; puede ser ocasionada por virus, de modo que sólo exige reposo, pero también por bacterias (se distingue por generar secreción amarillenta, más notoria al levantarse por la mañana), y puede requerir antibióticos en forma de gotas oftálmicas. No se considera un padecimiento peligroso y no hay acuerdo unánime de que sea causa que justifique ausentismo; sin embargo, considerable número de pediatras aconsejan aislar al pequeño durante 1 o 2 días, sobre todo cuando sus ojos luzcan muy rojos y con legañas, ya que le resulta difícil enfocar lo que se anota en el pizarrón y porque puede contagiar a sus compañeritos.

Impétigo. Es una infección de la piel generada por una bacteria que puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, sobre todo en rostro, brazos y piernas; se presenta con más frecuencia durante el verano debido a que la piel se lesiona por cortadas o picaduras de insectos, y se propaga con facilidad de persona a persona. Frecuentemente, el impétigo comienza con una úlcera cerca de la nariz o de la boca, luego se extiende en forma de salpullido con ampollas (vejigas) de color miel, llenas de agua o pus, que se revientan y forman costras. Requiere aislamiento de 24 horas luego de iniciado el tratamiento antibiótico prescrito por el pediatra.

Pediculosis. La infestación por piojos ocasiona daño directo al picar y succionar sangre, ya que las lesiones resultantes incrementan el riesgo de sufrir infecciones bacterianas. Este padecimiento puede contagiarse con facilidad, por lo que el niño debe reincorporarse a clases después de 24 horas de que el tratamiento haya eliminado a estos insectos y sus huevecillos (liendres).

Escabiosis (sarna). Es una enfermedad contagiosa de la piel ocasionada por el pequeño ácaro sarcoptes scabiei, que sólo es visible a través de una lupa; causa intensa comezón en la piel afectada y es altamente transmisible. Se estima que el niño puede regresar a clases 24 horas después de iniciado el tratamiento, siempre y cuando el pediatra lo autorice.

Diarrea. La evacuación frecuente de heces líquidas puede ser causada por gérmenes como amebas, bacterias y virus mediante el consumo de agua y alimentos contaminados y por contacto con utensilios empleados para comer y beber sin lavar correctamente. Debido a que se debe vigilar que el niño cumpla su tratamiento, que consiste sobre todo en la adecuada administración de medicamentos y líquidos para reponer el perdido a través de las evacuaciones, se recomienda que vuelva a clases 24 horas después de haber desaparecido los síntomas.

Vómito. Al igual que la diarrea, puede tener su origen en infección de bacterias y virus, pero también por inflamación del oído, ya que el centro del equilibrio se ve alterado y con ello se generan mareos y nauseas. El tratamiento dependerá del diagnóstico del pediatra, de modo que cuando éste radique en problemas estomacales se requerirá adecuada administración de líquidos (y antibióticos, de ser necesarios), y cuando se deba a problema en oídos se recomendarán analgésicos y tal vez antibióticos. En cualquier caso, lo mejor es que el niño vuelva a clases hasta 24 horas después de que no hayan síntomas.

Asma. Este padecimiento es causa de ausentismo cada vez más importante, y se manifiesta con inflamación y contracción excesiva de las estructuras internas de los pulmones (bronquios) como reacción alérgica a diversos estímulos (humo, polvo, pelo de animales, polen), hecho que a su vez genera crisis o ataques caracterizados por acumulación anormal de mucosidad que impide la circulación natural del aire y que se manifiesta con respiración que exige gran esfuerzo (disnea) y tos. El reposo dependerá del tipo de cuadro que se presente (leve, moderado, grave) y su consiguiente mejoría. Por ello, se desprende que en este caso el ausentismo será variable.

Diabetes. Víctimas principalmente de la tipo 1, antes llamada juvenil, los niños con este padecimiento presentan altos niveles de azúcar en sangre debido a la escasa o nula producción de insulina. La falta de experiencia del niño en su autocontrol puede ocasionar dramático descenso en sus niveles de glucosa en sangre (hipoglucemia), debido a exceso de insulina, sobreesfuerzo físico o falta de alimentación adecuada. Exige reposo hasta que los valores de glucemia se estabilicen.

Así, hay que destacar que lo ideal es que al concluir su tratamiento se reintegre lo más pronto posible a sus actividades habituales, ya que esto ayuda a su restablecimiento total. Los padres deben evitar los casos innecesarios de ausentismo escolar, recordando en todo momento que la educación es fundamental para lograr la independencia intelectual y social del pequeño.

Finalmente, una consideración valiosa radica en que los padres den aviso a los profesores toda vez que se determine que el niño no podrá asistir a la escuela, e incluso informar periódicamente sobre la evolución del tratamiento o si éste debe prolongarse. La importancia de esta medida redunda no sólo en beneficio del pequeño enfermo, sino también en el del grupo, sobre todo en el caso de padecimientos contagiosos.

Fobia escolar Mención aparte merece este problema de conducta en donde el niño busca permanecer en casa debido a que experimenta angustia por separarse de su familia, concretamente de la madre, y encubre su ansiedad a través de todo tipo de achaques o síntomas físicos vagos, tales como dolor de estómago o de cabeza, náuseas, fatiga o mareo.

Tales manifestaciones imitan enfermedades reales que el pequeño o sus hermanitos han padecido con anterioridad; empero, raramente hay fiebre, vómito o diarrea, ya que son síntomas difíciles de imitar. Se presenta principalmente en la mañana y empeoran cuando es hora de irse a la escuela. Por lo demás, el chico parece estar sano y vigoroso.

Los padres pueden descubrir la presencia de fobia escolar cuando el niño denota temor de salir del hogar en toda ocasión, y no sólo cuando tiene que ir a clases; por ejemplo, puede extrañar mucho a su familia cuando se queda en casa de tíos, abuelos o un amigo. Asimismo, cabe destacar que, excepto por la mala asistencia, estos infantes son buenos estudiantes y tienen buena conducta en la escuela. Ello se debe a que el origen de esta forma de conducta radica en que los padres son exageradamente protectores y cariñosos, por lo que su hijo encuentra difícil separarse de ellos (ansiedad de separación). Dicho de otra forma, el pequeño no tiene la confianza en sí mismo que resulta de manejar las tensiones normales de la vida sin ayuda de sus progenitores.

La mejor terapia ante fobia escolar consiste en ir diariamente a la escuela, ya que el niño sólo puede superar el temor enfrentándolo cuanto antes; asimismo, es muy útil que los padres sean optimistas con su hijo y le aseguren que se sentirá mejor una vez que conviva con sus compañeros de clase.

Si se hace cumplir la regla de la asistencia diaria a la escuela el problema mejorará en forma notable en 1 o 2 semanas, de modo que los síntomas desaparecerán como por arte de magia. En cambio, cuando no se le exige asistencia diaria al infante, su deseo de quedarse en casa se volverá más frecuente. En cuanto más tiempo pase el pequeño en el hogar, más difícil le resultará volver a clases, y con ello se podrían poner en juego su vida social y educación futura.

Ahora bien, cabe señalar que hay casos en que el niño se muestra socialmente desenvuelto y no tiene dificultad alguna para separarse de sus padres, pero cuando inicia el trayecto a la escuela comienza a presentar molestias. En estos casos, los síntomas fingidos se deben a que el infante trata de evadir las exigencias del mismo colegio (algún maestro autoritario, por ejemplo), amenazas de algún compañero violento e incluso la arquitectura misma del edificio, que puede desencadenar miedo incontrolable a espacios abiertos (agorafobia) o cerrados (claustrofobia).

Los padres deben estar muy atentos y ser comprensivos en estas circunstancias y hablar con el niño para que éste les explique si hay algo que le incomoda dentro del colegio. Una vez que descubran el origen de los disgustos, pueden recurrir a maestros y directivos de la escuela en busca de una solución viable que mejore el aprovechamiento de la enseñanza.

En caso de que el temor del niño no desaparezca y de que las soluciones emprendidas no ofrezcan resultados, se recomienda que el menor acuda a un especialista (psicólogo infantil o paidopsiquiatra) y se emprendan medidas y técnicas más precisas. Es muy importante que el problema del pequeño no sea ignorado y que reciba adecuada atención a la brevedad posible.


Lírico
El Cantar de los Cantares

SPIKE
28/08/2003, 19:38
mi madre le dijo lo mismo a mis hermanos y a mi
"entre mas pronto abandonen las casa mejor" jeje.

opinion serie (mas o menos) y personal: yo creo que desde que tengan edad para el prematernal ya se les debe mandar.

jijiji! la estupidez me da risa...
¡¡¡POR ESO VEO A CHOC Y ME CAGO DE LA RISA!!!