pregunte sin pena

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espero que les sea para bien

Pregunte sin pena
Y.L: Hace un tiempo tuve un noviazgo con un muchacho de 20 años. Nos separamos porque estábamos confundidos. Yo realmente estaba muy atraída por él, pero con los días lo rebasé y ahora soy su amiga. Todavía siento algo por él pero no sé si es amor. Ahora estoy con otro muchacho de 27 años que es muy serio y tiene un carácter muy fuerte. Lo quiero, lo deseo y quisiera formalizarme con él y dejar las aventuras a un lado. Mi ex novio conoce esta relación, pero me pide que vuelva con él. Dice que las cosas van a ser diferentes y está dispuesto a casarse. Yo no quiero que esto me traiga problemas, por eso les escribo, para que me aconsejen y me digan qué debo hacer ¿Es realmente el hombre que yo necesito? Mi edad es 18 años. Vivo en la Ciudad de La Habana.

A esas preguntas solo tú puedes responder. Cada persona tiene sus criterios o requisitos de elección de amor, que en ocasiones son contradictorios con lo que considera su ideal. No obstante, trataremos de ayudarte en el proceso de solución a tu conflicto actual. A preguntas como estas corresponden respuestas profundas por parte de quien se las formula. Se trata de cómo estructurarás y asumirás tu vida; y en particular del modo en que responderás a tu deseo personal.

Estás confundida. No aseguras amar al muchacho anterior pero tampoco te refieres a amor cuando hablas de tu pareja actual. Al mismo tiempo, te estás exigiendo una urgencia para tomar la decisión de estabilizar tu vida que no parece coherente con el proceso que estás viviendo. Te sugerimos que antes de tomar una decisión, dediques un tiempo a analizar lo que realmente sientes y quieres. A veces ayuda explorar un poco, ya sea en nuestro mundo interior o exterior.

Te preguntas lo que debes hacer y lo que necesitas. Ambas cuestiones se inclinan a tu racionalidad y cordura. Quizás debas agregar otras como qué deseo hacer, cómo me imagino una vida con uno u otro, qué representa cada uno de ellos para mí, cuáles son mis fantasías respecto a la familia, la pareja, y finalmente tener en cuenta estas respuestas al tomar una decisión.

Mariela Rodríguez Méndez. Psicóloga y consejera en ITS y VIH/SIDA




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AMG: Desde hace seis años estoy casada con un hombre varonil. Cuando hacemos el amor todo es satisfactorio. Nuestros cuerpos hacen de todo. Pero me preocupa que él se excita también si le acaricio los glúteos y el ano. ¿Eso es normal? ¿Pasa algo? Soy de Manzanillo.

Cuando las prácticas sexuales de la pareja resultan satisfactorias a ambos, no hay razón para censurar o autocensurarse, aún en los casos en que les parezcan únicas o sean objeto de múltiples prejuicios sociales. Si para pretender resultar "normales" ustedes se prohibieran lo que disfrutan, probablemente tendrían que pagar el alto costo de malestar que para la salud tiene abandonar y traicionar nuestro deseo.

La orientación sexual (heterosexualidad, homosexualidad, bisexualidad) no se puede definir por el tipo de práctica sexual. La orientación sexual emerge a partir del deseo de cada sujeto, manifiesto en la inclinación y preferencia por establecer relaciones erótico sexuales con personas de uno u otro sexo. Las parejas heterosexuales, homosexuales y bisexuales pueden compartir prácticas similares. La próstata es una zona erógena muy sensible y específica del hombre, situada entre el ano y el escroto. Cuando se estimula introduciendo un dedo en el ano, se favorece la excitación y la respuesta orgásmica. El deseo, la relajación física y psíquica son necesarias para el disfrute de estos comportamientos sexuales, que forman parte de otros muchos dentro de la relación de pareja.

Nuestra psicología mediatiza el disfrute de cualquier práctica sexual. No basta con las posibilidades que tengan nuestros cuerpos, ni existe un conducta que sea igualmente disfrutable para todos. Cada cual es libre y responsable de construir su sexualidad, a partir de su modo particular de ser, escuchando los pedidos de su deseo. Luego, ¿es normal? o ¿pasa algo? son preguntas cuyas respuestas difieren de un sujeto a otro. Pueden abrir una brecha al descubrimiento de nuestras peculiaridades subjetivas y en ese sentido, sería oportuno continuar la búsqueda.

Mariela Rodríguez. Psicóloga y especialista en consejería en ITS y SIDA.



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A.Q. Soy muy tímida y a lo mejor por eso nunca he tenido novio. En estos momentos me he enamorado perdidamente de un muchacho pero él ni siquiera se lo imagina, en silencio ha tenido que ser. Estoy desesperada, pero no me atrevo a decírselo. Les pareceré un poco estereotipada pero cómo yo siendo una muchacha voy a hacer eso ¿Qué hago?

La mejor respuesta es la que uno mismo construye y la decisión debe emerger del deseo individual. A veces, las decisiones aparentemente más simples, requieren de un tiempo de reflexión y reconocimiento personal para actuar en correspondencia con lo que queremos, que no tiene por qué ser lo que otros pudiesen imaginarse como lo mejor para nosotros.

Entre las múltiples salidas posibles, lo que se te ocurre es enamorarlo, aunque te parezca demasiado atrevido y sientas que no te atreves. De hecho, lo que planteas es cómo hacerlo y posiblemente es este un punto para el análisis: cómo llamar la atención, cómo seducir o enamorar a otro, cómo plantear y defender lo que se quiere. A estas preguntas cada quien le da su respuesta personal y tú podrías construir la tuya. Puedes encontrar el modo de hacerle saber lo que sientes.

En cuanto a los "tienes y los debes", vale preguntarse si realmente tienen que ser de tal modo y si te representan.

Dices ser tímida, que "en silencio ha tenido que ser" y que "él ni siquiera se lo imagina". Quizás, hasta el momento en que nos escribes, disfrutas quedar desapercibida. Supones que tu timidez es la que te evita tener novio, entonces valdría preguntarse si realmente quisieras tener novio, si evitas esto por alguna razón, tanto como por qué prefieres pasar desapercibida.

En caso de que decidas mantenerte en la situación actual, correspondería aceptar la pérdida de lo que no pudo ser, y quizás esperar la llegada de alguien que se imagine que lo observas, cuando estés perdidamente enamorada de él. Te toca a ti decidir lo que quieres hacer.

Mariela Rodríguez, psicóloga y Consejera en ITS/VIH—SIDA




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