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ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
19/04/2019, 07:18
“Los dialécticos dicen que las contradicciones son fructíferas, fértiles o fecundas para el progreso, y hemos admitido que esto es, en cierto sentido, verdadero. Es verdadero, sin embargo, sólo en la medida en que estemos decididos a no admitir contradicciones y a cambiar todo lo que implique contradicciones. En otras palabras, la crítica, es decir, el señalamiento de contradicciones, nos induce a cambiar nuestras teorías y, de ese modo, a progresar sólo debido a esa determinación nuestra de no aceptar nunca una contradicción” (Karl R. Popper, Conjeturas y refutaciones)

Hace unos años oí que un político español decía que había que aprender a cabalgar con la contradicción (*). Se refería a la complejidad que había en el capitalismo y los estilos de vida que le son propios.

Sentí inmediatamente un pinchazo en el cerebro. Me dije, “¿este señor sabrá en qué consiste la contradicción, o será una farsa más de la política en manos de gente con vocación de publicistas?”.

Pensar es estar dispuesto a enfrentarse, de alguna manera, a la contradicción, pero con la vista puesta en su resolución, no en perpetuarla y servirse de ella para ocultar la problemática que le es inherente.

Marx aprovechó ampliamente la lógica de la contradicción para aplicarla al movimiento histórico en general y, en concreto, a la economía basada en el capital privado. No hace falta haber leído “El capital” para saber que la contradicción es un problema muy grave del sistema económico en general y del capitalismo en particular.

La huella que dejó Hegel en Marx fue enorme (**). Hablar de la contradicción sin darle la importancia que tenía en todo el pensamiento de Hegel, como digo, una fundamental, es una fanfarronada.

(*) Este señor era el mismo que hablaba del “momento histórico” con respecto al 15-M y de un “proceso constituyente” habiendo una constitución (***).

(**) Hay quienes piensan que, finalmente, no fue tanta; soy de los que piensa que fue tanta que, si privásemos de las coordenadas hegelianas a la reflexión de Marx, caería enteramente o sería muy pobre (****), tendría muy poco recorrido. En todo caso, la mayoría de los interesados en el tema estamos de acuerdo en que la influencia de la filosofía de Hegel en Marx fue mucha.

(***) Está claro que en la facultad de ciencias políticas en que estudiaron algunos de los nuevos políticos tenían más interés por los medios de comunicación y su caprichosa concepción de la "gente" que por la sociología y la economía (*****); de lo contrario, sabrían diferenciar lo relevante de lo pasajero.

(****) La importancia de la reflexión de Marx no se limita a haberse anticipado a profundos cambios sociológicos, sino también a señalar que eran cambios necesarios dada la pauta económica del sistema. Según Marx, que en esto iba muy por delante de lo que vendría después, el sistema capitalista está destinado al fracaso; a la larga, no puede resolver las contradicciones que crea.

(*****) La "gente" es un término afectivo sin sociología, una extensión arbitraria sin concepto.