Sinuhe
20/05/2002, 15:40
Yo, Sinuhé, he escrito lo siguente:
Y eres tú.
...A Sofía
Figura extraña y hermosa, que en mi diaria fantasía
penosamente vaga, encendiendo los miles y un deseos
carnales que despellejan las pocas verdades. Y te llamas Sofía
y a mis retinas has quemados, y te llamas Sofía y nada eres entre mis brazos.
Deseada mujer no eres mas que una rosa cubierta de tela, y a juzgar,
Moldeada a partir de insulsas ideologías que arremeten
contra la sencillez de la vida. Tu ropa, innecesaria, quiero quitar, y así, ciego, no dejar
de verte, pues desnudas como tú, mis ojos jamás ven.
Y por tu existencia divina, voy destrozándome el cuerpo con tan filosos
y furibundos deseos, que golpean la espalda, descubriendo la carne
hasta llegar a las costillas, suponiendo que pueden ser reales, no obscuros
ni tan imposibles... Oh flagelo de sueño esperanzado, jamás en mi vida te imaginé!
Sofía, tanta gracia en tu pecho incrustada, hace flaquear
a todo proceso lógico que dé la concepción a cuerdos pensamientos.
En ti fallecen las decepciones de la vida, puedes incinerar
cualquier cálculo perfecto que pueda medir al hombre con prejuiciosos argumentos.
Y con el fin en vuestras manos, la belleza ahogada en tu entero ser,
los más irrazonables pensamientos desbocan y se despedazan en los muros
protervos de la realidad. Y mientras existes, Marte destierra mi paz, y sin conocer
ya posibilidad alguna de en pie estar y, en la noche, como todos descansar, muero entre los obscuros.
Y eres tú.
...A Sofía
Figura extraña y hermosa, que en mi diaria fantasía
penosamente vaga, encendiendo los miles y un deseos
carnales que despellejan las pocas verdades. Y te llamas Sofía
y a mis retinas has quemados, y te llamas Sofía y nada eres entre mis brazos.
Deseada mujer no eres mas que una rosa cubierta de tela, y a juzgar,
Moldeada a partir de insulsas ideologías que arremeten
contra la sencillez de la vida. Tu ropa, innecesaria, quiero quitar, y así, ciego, no dejar
de verte, pues desnudas como tú, mis ojos jamás ven.
Y por tu existencia divina, voy destrozándome el cuerpo con tan filosos
y furibundos deseos, que golpean la espalda, descubriendo la carne
hasta llegar a las costillas, suponiendo que pueden ser reales, no obscuros
ni tan imposibles... Oh flagelo de sueño esperanzado, jamás en mi vida te imaginé!
Sofía, tanta gracia en tu pecho incrustada, hace flaquear
a todo proceso lógico que dé la concepción a cuerdos pensamientos.
En ti fallecen las decepciones de la vida, puedes incinerar
cualquier cálculo perfecto que pueda medir al hombre con prejuiciosos argumentos.
Y con el fin en vuestras manos, la belleza ahogada en tu entero ser,
los más irrazonables pensamientos desbocan y se despedazan en los muros
protervos de la realidad. Y mientras existes, Marte destierra mi paz, y sin conocer
ya posibilidad alguna de en pie estar y, en la noche, como todos descansar, muero entre los obscuros.